Volvió una noche


"El escudo de armas de la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a lo aprobado por Ordenanza del 3 de diciembre de 1923 tiene forma elíptica, de una proporción de 5x6 entre sus ejes mayor y menor, encerrando los atributos que se describen: En jefe una paloma radiante, vista de frente y con las alas extendidas; en punta un áncora, medio sumergida, con parte de la caña fuera de la superficie de un mar rizado, que ocupa el cuartel inferior. Un poco más debajo de la línea que determina el eje menor de la elipse, dos barcos, uno de ellos carabela y el otro bergantín del siglo XVI, vistos por costado de babor. Ambas naves empavesadas con bandera en los topes."

Luego de someternos durante demasiado tiempo a una desfiguración heráldica carente de todo significado, el Gobierno de la Ciudad ha resuelto reflotar, no sin ciertos retoques, al maltrecho escudo de la ciudad.


Después del rediseño (que no fue rediseño porque en realidad el escudo original nunca dejó de tener valor institucional) del año 1997, el escudo de la Ciudad fue atormentado con un ejercicio de síntesis mal entendida y peor aplicada que lo asemejó insólitamente a una serie de barrotes verticales sobre otra serie de barrotes horizontales, siempre, eso sí, inscriptos en una elipse.


Hoy, la Ciudad recupera uno de sus emblemas que, si bien perdió en el camino al ancla, que prometía tanto a una ciudad puerto y fondeadero como deseos de feliz regreso, nunca debió maltratarse como se lo hizo.


Es cierto que un escudo —salvo que sea de un equipo de fútbol— no le cambia la vida a nadie y que este tiene un espíritu colonial (el bergantín y la carabela hablan, parece ser, de las dos fundaciones de la ciudad) y hasta sectario (la paloma representa al Espíritu Santo y a su protección sobre la ciudad) pero es un símbolo que debiera respetarse ya que intenta resumir cierto espíritu de pertenencia colectivo. Dicho de otro modo: si se elige abolirlo por su anacronismo o inocuidad, de acuerdo; si se lo deforma aleatoriamente con criterios estéticamente dudosos y con ínfulas "modernizadoras", no. Dejémoslo como estaba.

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